lunes, 2 de enero de 2012

(parte 2)
Sabía que se arriesgaba a ser descubierta por Papá Noel, si acaso había sido él, el que había hecho el ruido, pero la curiosidad pudo con ella. Se bajó de la cama sin pensarlo dos veces y salió de su habitación. A medida que se acercaba a la escalera realentizó el paso, para evitar así, hacer cualquier tipo de ruido. Casi había llegado al final de las escaleras cuando le pareció volver a oir el ruido. Si, cada vez se oía mejor y, ¡espera! ¿Qué era esa lucecita? Una pequeña lucecita en lo alto del árbol de navidad era la causante del tintineo. Se acercó aún más, y más, y más. Poco a poco, hasta que estuvo muy cerca. Su rostro se tornó en una expresión de sorpresa.

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