domingo, 25 de diciembre de 2011

(parte 1)
Era la noche de navidad y la pequeña Nadia llevaba nerviosa desde por la mañana. Había estado dando vueltas y más vueltas mientras su padre preparaba la cena en la cocina, y también mientras su madre ponía la mesa.
Cuando terminaron de cenar subió corriendo a su habitación y se puso el pijama. Por último, bajó de nuevo al salón para cerciorarse de que todo estaba en su sitio. Alineó los zapatos bajo el árbol perfectamente decorado semanas atrás y subió de nuevo al piso de arriba.
Estaba realmente cansada, y para cuando sus padres entraron a su habitación a darle un beso de buenas noches, Nadia ya se había dormido.
De pronto, Nadia se despertó sobresaltada. ¿Qué había sido ese ruido? Sonaba como una pequeña campanita que tintineara.

sábado, 10 de diciembre de 2011

El cielo está encapotado. Lleva ya encapotado demasiado tiempo para mi gusto. No se cómo deje que esa inmensa nube gris cubriera todo mi cielo, pero ya me he cansado.
Por eso voy a llamar al desencapotador que desencapota para que lo desencapote. Y volverá a ser un día multicolor.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Estaba sola, se sentía melancólica y escuchaba música en la radio. ¡Oh! Una nueva canción, esta no la había oido antes, y la chica canta bastante bien. Se quedó paralizada unos instantes, como dejándose llevar por la música, hipnotizada, y entonces se dió cuenta: realmente, ésta sería una buena canción para escuchar antes de morir. Si, tranquila, con sentimientos. Cerró los ojos, y se dejó envolver por completo por la canción. Tranquilidad, calma, silencio... ¡ALTO! De pronto abrió los ojos. No. Se acabó. ¿Qué era eso de que estaría bien oir esa canción antes de morir? Entonces se dió cuenta de lo mucho que había cambiado en estos últimos meses. Se había ido aislando poco a poco, y se sentía desganada. Ya pocas cosas le interesaban realmente. Pero ¿era eso lo que quería? Dudó un momento. No, no quería limitarse a existir, quería vivir. Estaba decidida.

domingo, 4 de diciembre de 2011

El pequeño buhito está solo. El pequeño buhito teme a la oscuridad pero es nocturno. El pequeño buhito no quiere estar solo, la soledad le da más miedo. El pequeño buhito se preocupa por los que le importan. El pequeño buhito se siente olvidado. El pequeño buhito dice estar bien, pero tal vez miente. Al pequeño buhito tienes que sacarle la información con preguntas y más preguntas. El pequeño buhito sabe que no van a preguntar. El pequeño buhito se resigna, pero no llora. El pequeño buhito podrá con todo aunque esté solo.